MESOAMÉRICA ES TIERRA DE LIBROS, PERO ¿LO SERÁ DE LECTORES?, INQUIERE LEÓN-PORTILLA
El historiador disertó sobre Amoxtlalpan en el congreso que se desarrolla en la UNAM
Mesoamérica es tierra de libros, pero ¿lo será de lectores?, inquiere León-Portilla
La escritura maya es la más completa y le siguen la olmeca, mixteca y náhuatl, considera el investigador
Mucho se destruyó, pero hoy sobreviven unos pocos códices prehispánicos, indica
Miguel León-Portilla, en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, durante la conferencia magistral que impartió en el Congreso Internacional Las Edades del LibroFoto Carlos Ramos Mamahua
Carlos Paul
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de octubre de 2012, p. 5
Miércoles 17 de octubre de 2012, p. 5
La cultura mesoamericana es una de las pocas civilizaciones originarias que ha creado la humanidad, es decir, que para nacer no recibió la inspiración de otra.
Mesoamérica, de ser aldeas, devino pueblos y ciudades con una organización social, política, religiosa y económica compleja; con palacios, templos y un arte extraordinario, además de bibliotecas.
Por eso, a esta área geográfica de excepcional cultura que conocemos como Mesoamérica, bien puede aplicársele el nombre de Amoxtlalpan, tierra de libros.
¡Somos una tierra de libros!, sostuvo el reconocido historiador Miguel León-Portilla, en la conferencia magistral que ofreció en el Congreso Internacional Las Edades del Libro: el libro manuscrito, impreso y electrónico a través del tiempo.
Alejado de lo solemne, pero con rigor académico, en amena charla salpicada de jocosos y sarcásticos comentarios, León-Portilla explicó que los códices son los antiguos libros del Nuevo Mundo y detalló los distintos momentos históricos, los
fortunios e infortuniospor los que éstos han pasado.
Apoyado con diapositivas, el investigador dividió su ponencia en tres apartados. Hablo del esplendor de los códices, como elaboraciones sagradas y cotidianas; luego, cuando éstos fueron perseguidos, quemados y considerados diabólicos por los frailes españoles durante la conquista y, finalmente, en la época moderna, cuando los códices son objeto de estudio.
Dueños de la tinta negra y roja
León-Portilla abordó, entre otras cuestiones, al origen de la escritura en distintos tiempos y culturas. Comentó que en el ámbito mítico fue Quetzalcóatl quien inventó los códices y que la escritura más completa es la maya, a la que le siguen la olmeca, mixteca y náhuatl; añadió que en San Miguel Mogote, Oaxaca, es donde se ha encontrado la escritura más antigua.
Destacó cómo es que los indígenas sabios (los dueños de la tinta negra y roja) ante los recién llegados españoles les muestran que son una cultura que ya conoce la palabra y la escritura desde hace cientos de años.
León-Portilla recordó que Bernal Díaz del Castillo, el soldado cronista, dejó testimonio de la importancia de los libros o códices en la cultura indígena.
Así como los españoles se admiraron de que los indígenas tuvieran libros, los mesoamericanos se sorprendieron de que los españoles tuvieran libros, puntualizó.
Mesoamérica, Amoxtlalpan, es tierra de libros, pero, ¿seremos tierra de lectores?: pues no, manito, eso no; entonces, que se cierre la Biblioteca Nacional. No, tampoco hay que exagerar, comentó jocoso el historiador.
Sin noticia ni memoria
León-Portilla se refirió a las razones y la destrucción de los códices mesoamericanos y leyó diversos textos antiguos que son testimonio de ello. Describió cómo hubo frailes que se horrorizaron, pues vieron en los códices dioses y sacrificios humanos, concluyendo que eso no podría ser más que algo diabólico. Así que se dedicaron a quemarlos.
Faltan sus pinturas en que tenían sus historias, porque al tiempo en que vino don Hernando Cortés, con los demás conquistadores entraron por primera vez en Texcoco, se las quemaron en las casas de Nezahualpilli, en un gran aposento que era el archivo general de sus papeles en que estaban pintadas todas sus cosas antiguas, que hoy día lloran sus descendientes con mucho sentimiento por haber quedado como a oscuras, sin noticia ni memoria de los hechos de su pasado, leyó León-Portilla en uno de los textos de los frailes españoles.
Mucho se perdió, mucho se destruyó, pero algo quedó. Hoy sobreviven unos pocos de esos códices prehispánicos.
Sin embargo, añadió,
a veces les digo a mis alumnos: no pongan el grito en el cielo; códices prehispánicos habrá 12 o 13, pero hechos en la Colonia hay más de 500. Pregunto: ¿ya los estudiaron todos?
El Congreso Internacional Las Edades del Libro, que comenzó el pasado lunes en el patio central del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el Centro Cultural Universitario, continúa sesiones a partir de las 9:30 horas, las cuales concluirán este viernes.
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