Hiro Taro II
Es un susurro tibio
que se desliza al amanecer,
donde el aire huele a café
y el pan dulce exhala
su nostalgia de horno.
Sus patas,
almohadillas de humo,
cruzan el umbral sin permiso,
como si el suelo fuera un mapa
y él, el dueño de cada esquina.
Escucha el murmullo del viento
que le cuenta historias
de migas caídas
y manos que esperan.
¿Es guerrero
o monje
en busca de paz?
Nadie lo sabe.
Solo se sabe que regresa
cada mañana,
a ese rincón
donde el café es tibio,
y el pan dulce,
su tesoro escondido.
Comentarios