LA EVOLUCIÓN QUÍMICA DEL UNIVERSO . MANUEL PEIMBERT, JULIETA FIERRO
Título: La Evolución Química del Universo
Autor: Manuel Peimbert, Julieta Fierro
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Año: 2012
Genero: Astronomía, de la Serie: La Ciencia para todos, No: 234.
Al Reverso del Libro:Un instante y un punto, después una explosión; luego vendrían el tiempo y el espacio, la materia y la energía, los elementos, las estrellas y la vida. El universo, por definición, lo es todo. No hay consenso, sin embargo, acerca de su origen ni de su futuro: algunos consideran que es cíclico, otros que siempre estará en expansión, y hay quienes incluso conjeturan (de manera aparentemente paradójica) que éste es sólo parte de un número infinito de universos. Esta obra expone cómo los científicos, en especial los cosmólogos, han intentado dar respuesta a este misterio al estudiar la distribución de los componentes químicos en los astros, la radiación fósil, la materia y la energía oscura. A decir de los autores, éste es también un libro sobre la astronomía en México y de las contribuciones que han hecho sus investigadores para comprender la formación y desarrollo del cosmos.
La difusión de la ciencia siempre ha sido un reto, y tal vez nunca pueda lograr ocurrir, pero los pequeños grandes esfuerzos resultan algo tan maravilloso como la creación misma del universo. Uno de ellos, es este libro que publica el Fondo de Cultura Económica, La Evolución Química del Universo de Manuel Pimber y Julieta Fierro de la serie La Ciencia para todos.
Creo en muchas ocasiones se odian las pláticas de ciencia porque así nos enseñaron, que es algo tedioso, aburrido y peor aun, que es sólo para unos cuantos. Rara es la oportunidad que alguien entusiasta de la ciencia te hable de ella, que un físico pierda la noción del tiempo y no sólo por que aplique una teoría matemática, si no porque es algo que le apasiona. Lo mismo ocurre con los biólogos, con los matemáticos, hasta con los químicos que pareciera lo más terrible y aburrido del mundo. ¿Cuantas veces haz platicado con alguien así? un entusiasta de la ciencia, alguien que se vuelve tan humano descifrando complicaciones de magnitudes exponenciales. Es tan diferente cuando alguien así te cuenta y no trata de educar, ni de enseñar, sólo te deja la información, la comparte y la deja para que tu la tomes y la hagas volar en mil pedazos, la combines, la mezcles, y no en un complejo laboratorio, si no algo que puedes experimentar cuantas veces quieras en tu propia casa. En este mismo momento mientras lees, mucho de ciencia está ocurriendo en ti, y no es para alarmarse, es una sensación tan extraña, tan alejada de uno que nos mueve, y llena de curiosidad, nos lleva a lugares que alguna vez nos educaron para tener miedo, para verlos como algo monótono, como algo que no es de nosotros. Salvo quieras sacrificar algo de ti para dedicarse a eso, nadie entiende las razones cuando elegimos una carrera, pero es inevitable huir de aquellas materias que en la secundaria y en la prepa son una pesadilla. Pero cuando no hay una calificación en juego, cuando es pura y mera curiosidad, el espectro del asombro se vuelve tan basto que las grandes respuestas son resueltas en la comodidad de nuestra casa.
Manuel Pimbert, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y profesor de la Facultad de Ciencias junto con Julieta Fierro, quien se dedica a la divulgación de la ciencia y ocupa la silla XXV de la Academia Mexicana de la Lengua comparten contigo un libro que desearías haber tenido hace un par de años cuando estudiabas la secundaria o la preparatoria. Rara es la ocasión que un libro de ciencias no lo guardes para la eternidad. Sus ilustraciones y los experimentos que proponen a lo largo de la lectura te han vuelto un científico, no uno de bata blanca que juega con la electricidad en una noche de tormenta, si no, alguien que se ha vuelto un intruso en el universo quien trata de descifrar las preguntas y dar respuesta a lo más elemental, ¿por qué? ¿Cómo? Pimbert y Fierro nos otorgan una opción que es a través de la química.
La búsqueda en el máximo exterior para encontrar quiénes somos, qué somos, cómo somos. ¿Cómo es que todo está compuesto? ¿cómo se relacionan? Pocas veces se cuida tanto la forma de contar las cosas, que algunas, simplemente las decimos, algunas otras las entremarañamos en una serie de palabras complejas que resultan confusas. Al final sólo dicen nada y dejan un amargo vacío en nosotros. ¿Te atreverías a leer un libro de química por gusto propio? No te va a pasar nada, nada malo u horrible, lo aseguro. Tanto que cuando termines de leer La Evolución Química del Universo habrás realizado todos los experimentos y por las noches, cada que recuerdes una parte del libro alzarás la vista y sonreirás. No te contaré que encontrarás ahí, eso es hacer trampa, sólo tienes que dejarte llevar, al término del libro, cuando estés con la alegría hacía el cielo te darás cuenta que has descifrado las formas químicas del universo.
Al Reverso del Libro:Un instante y un punto, después una explosión; luego vendrían el tiempo y el espacio, la materia y la energía, los elementos, las estrellas y la vida. El universo, por definición, lo es todo. No hay consenso, sin embargo, acerca de su origen ni de su futuro: algunos consideran que es cíclico, otros que siempre estará en expansión, y hay quienes incluso conjeturan (de manera aparentemente paradójica) que éste es sólo parte de un número infinito de universos. Esta obra expone cómo los científicos, en especial los cosmólogos, han intentado dar respuesta a este misterio al estudiar la distribución de los componentes químicos en los astros, la radiación fósil, la materia y la energía oscura. A decir de los autores, éste es también un libro sobre la astronomía en México y de las contribuciones que han hecho sus investigadores para comprender la formación y desarrollo del cosmos.
Creo en muchas ocasiones se odian las pláticas de ciencia porque así nos enseñaron, que es algo tedioso, aburrido y peor aun, que es sólo para unos cuantos. Rara es la oportunidad que alguien entusiasta de la ciencia te hable de ella, que un físico pierda la noción del tiempo y no sólo por que aplique una teoría matemática, si no porque es algo que le apasiona. Lo mismo ocurre con los biólogos, con los matemáticos, hasta con los químicos que pareciera lo más terrible y aburrido del mundo. ¿Cuantas veces haz platicado con alguien así? un entusiasta de la ciencia, alguien que se vuelve tan humano descifrando complicaciones de magnitudes exponenciales. Es tan diferente cuando alguien así te cuenta y no trata de educar, ni de enseñar, sólo te deja la información, la comparte y la deja para que tu la tomes y la hagas volar en mil pedazos, la combines, la mezcles, y no en un complejo laboratorio, si no algo que puedes experimentar cuantas veces quieras en tu propia casa. En este mismo momento mientras lees, mucho de ciencia está ocurriendo en ti, y no es para alarmarse, es una sensación tan extraña, tan alejada de uno que nos mueve, y llena de curiosidad, nos lleva a lugares que alguna vez nos educaron para tener miedo, para verlos como algo monótono, como algo que no es de nosotros. Salvo quieras sacrificar algo de ti para dedicarse a eso, nadie entiende las razones cuando elegimos una carrera, pero es inevitable huir de aquellas materias que en la secundaria y en la prepa son una pesadilla. Pero cuando no hay una calificación en juego, cuando es pura y mera curiosidad, el espectro del asombro se vuelve tan basto que las grandes respuestas son resueltas en la comodidad de nuestra casa.
Manuel Pimbert, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y profesor de la Facultad de Ciencias junto con Julieta Fierro, quien se dedica a la divulgación de la ciencia y ocupa la silla XXV de la Academia Mexicana de la Lengua comparten contigo un libro que desearías haber tenido hace un par de años cuando estudiabas la secundaria o la preparatoria. Rara es la ocasión que un libro de ciencias no lo guardes para la eternidad. Sus ilustraciones y los experimentos que proponen a lo largo de la lectura te han vuelto un científico, no uno de bata blanca que juega con la electricidad en una noche de tormenta, si no, alguien que se ha vuelto un intruso en el universo quien trata de descifrar las preguntas y dar respuesta a lo más elemental, ¿por qué? ¿Cómo? Pimbert y Fierro nos otorgan una opción que es a través de la química.
La búsqueda en el máximo exterior para encontrar quiénes somos, qué somos, cómo somos. ¿Cómo es que todo está compuesto? ¿cómo se relacionan? Pocas veces se cuida tanto la forma de contar las cosas, que algunas, simplemente las decimos, algunas otras las entremarañamos en una serie de palabras complejas que resultan confusas. Al final sólo dicen nada y dejan un amargo vacío en nosotros. ¿Te atreverías a leer un libro de química por gusto propio? No te va a pasar nada, nada malo u horrible, lo aseguro. Tanto que cuando termines de leer La Evolución Química del Universo habrás realizado todos los experimentos y por las noches, cada que recuerdes una parte del libro alzarás la vista y sonreirás. No te contaré que encontrarás ahí, eso es hacer trampa, sólo tienes que dejarte llevar, al término del libro, cuando estés con la alegría hacía el cielo te darás cuenta que has descifrado las formas químicas del universo.
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