LA INVESTIGACIÓN LATINOAMERICANA DE LA COMUNICACIÓN Y SU ENTORNO SOCIAL . REFLEXIÓN
La resolución de un campo, objeto de estudio de la comunicación, hasta ahora, tiende a apuntar hacía la pos-modernidad. Curiosamente en este país, aún no ha llegado a consolidar una modernidad de esa magnitud como tal. Pero sin duda, sí existe una cantidad definida de variables que tienden hacía una pos-modernidad. Donde ahora, la comunicación empieza a encontrar nuevos caminos y a re-encontrar otros, ya que el lenguaje existe desde el principio de los tiempos, lo cual sería absurdo sesgarlo y comenzar a contarlo desde algunos años atrás, hasta la fecha.
Y así como el lenguaje surge para consolidar una amorfa comunicación, el estudio de la misma debería de ser de la misma sustancia, sin forma, sin límites pero si con topes que sólo sirvan para abarcar una situación, tiempo, lugar y estudio. Así, de la misma manera es necesario recurrir a todas las demás ciencias, con las cuales, la comunicación, o tal vez sólo el comunicólogo, están peleados. Como si el lenguaje hubiese sido otorgado a notros y todos los demás siguen dibujando en las cavernas. Pero sin duda si lo es, pero no a esa escala de presunción, o como si se tratara de un mandato divino. Si no al contrario, el lugar de mejorar las relaciones, sólo nos entienden para hacer herramientas mediáticas de información. Somos replicantes de los medios de comunicación. Somos mass media.
La comunicación, es una gran reflexión, latente, constante e interminable, jamás lograremos determinarla, salvo algún día, no necesitemos de comunicarnos, y simple mente fuéramos engranes programados para trabajar dentro de una gran maquinaria. Esta inmensa reflexión a logrado ampliar los paradigmas, las ramas de estudio, y sin duda a logrado esclarecer mejor el camino del comunicólogo, para fortuna o desgracia este camino, nos lleva a un sin fin más, claro que resulta compleja la relación entre ellas, pero en lugar de desenmarañar un nudo mediático, este sólo sigue el cordón para intentar lograr llegar al final, jamás nos damos cuenta que caminamos en circulo, y no quiere decir que no tengamos rumbo, o que no pueda tener disyuntivas, las mismas que nos llevan a relacionarnos con todas las demás ciencias.
Nos hemos quedado filosofando en lo más alto de la montaña, lo cual nos ha alejado de las relaciones humanas, la interacción, nos han alejado de nuestra profesión, la comunicación.
La comunicación debería de ser un camino hacía el entendimiento, hacía la reflexión de terceros y de uno mismo, debería de ser esa trayectoria en donde todo es claro, complejo, excitante y con una anomalía, finito-infinito. Debe de mejorar la interacción humana, la conciencia en la sociedad de la que forma parte, de la que se ha alejado cada vez más, en un intento ególatra, que ningún comunicólogo debería de tener, deberíamos de ser la profesión con el grado más alto de solemnidad y humildad. Somos los conectores sociales, o al menos es lo que quisiera rescatar de la comunicación, ya que de todo lado, hay un contrario, el cual sirve para destruir, sesgar, segregar, agredir y hasta matar, pero no todo puede estar hacía un lado claro, el problema es que en ninguno de los opuestos existe un uso correcto de la comunicación, ya que se piensa que la masa, la sociedad, es tonta, no entenderá situaciones más complejas, de nuevo, resalta la acomplejidad del comunicólogo en donde se cree superior a los demás por “saber” comprender los símbolos y las formas de lo único que nos mantiene cuerdos, la comunicación.
Y así como el lenguaje surge para consolidar una amorfa comunicación, el estudio de la misma debería de ser de la misma sustancia, sin forma, sin límites pero si con topes que sólo sirvan para abarcar una situación, tiempo, lugar y estudio. Así, de la misma manera es necesario recurrir a todas las demás ciencias, con las cuales, la comunicación, o tal vez sólo el comunicólogo, están peleados. Como si el lenguaje hubiese sido otorgado a notros y todos los demás siguen dibujando en las cavernas. Pero sin duda si lo es, pero no a esa escala de presunción, o como si se tratara de un mandato divino. Si no al contrario, el lugar de mejorar las relaciones, sólo nos entienden para hacer herramientas mediáticas de información. Somos replicantes de los medios de comunicación. Somos mass media.
La comunicación, es una gran reflexión, latente, constante e interminable, jamás lograremos determinarla, salvo algún día, no necesitemos de comunicarnos, y simple mente fuéramos engranes programados para trabajar dentro de una gran maquinaria. Esta inmensa reflexión a logrado ampliar los paradigmas, las ramas de estudio, y sin duda a logrado esclarecer mejor el camino del comunicólogo, para fortuna o desgracia este camino, nos lleva a un sin fin más, claro que resulta compleja la relación entre ellas, pero en lugar de desenmarañar un nudo mediático, este sólo sigue el cordón para intentar lograr llegar al final, jamás nos damos cuenta que caminamos en circulo, y no quiere decir que no tengamos rumbo, o que no pueda tener disyuntivas, las mismas que nos llevan a relacionarnos con todas las demás ciencias.
Nos hemos quedado filosofando en lo más alto de la montaña, lo cual nos ha alejado de las relaciones humanas, la interacción, nos han alejado de nuestra profesión, la comunicación.
La comunicación debería de ser un camino hacía el entendimiento, hacía la reflexión de terceros y de uno mismo, debería de ser esa trayectoria en donde todo es claro, complejo, excitante y con una anomalía, finito-infinito. Debe de mejorar la interacción humana, la conciencia en la sociedad de la que forma parte, de la que se ha alejado cada vez más, en un intento ególatra, que ningún comunicólogo debería de tener, deberíamos de ser la profesión con el grado más alto de solemnidad y humildad. Somos los conectores sociales, o al menos es lo que quisiera rescatar de la comunicación, ya que de todo lado, hay un contrario, el cual sirve para destruir, sesgar, segregar, agredir y hasta matar, pero no todo puede estar hacía un lado claro, el problema es que en ninguno de los opuestos existe un uso correcto de la comunicación, ya que se piensa que la masa, la sociedad, es tonta, no entenderá situaciones más complejas, de nuevo, resalta la acomplejidad del comunicólogo en donde se cree superior a los demás por “saber” comprender los símbolos y las formas de lo único que nos mantiene cuerdos, la comunicación.
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