En Silencio
Para mi infortunio, mis audífonos perecieron. Ya no más música en mi andar, sólo esperar hasta llegar a un punto estacionario donde esté una computadora o algunas bocinitas listas para conectar. Sin los audífonos, el camión ya no era tan ruidoso, y las voces contaban historias fantásticas, y el curioso comportamiento de la gente. Y el ruido ya no es simplemente ruido.
Otro universo cuando pasas el contador después de pagar. El ultimo pie toca fuera del camión y estás de regreso a la cruel ciudad.
Pero ayer, ayer, fue un día extraño, fuera de lugar. Al salir rumbo a la parada del camión, la ciudad se ah quedado en silencio, ni un solo grillo se encontraba entre ramas, algún perro buscando su hueso, el trafico normal de la avenida, nada, completamente en silencio. El camión frena poco antes de la parada y nada. Apenas mis pasos entre la tierra se escuchaban. Casi vacío el camión. Completamente a oscuras, y dos pasajeros con la mirada fija justo al frente.
Las luces de la ciudad llenaron el camión, y los recuerdos, y las ideas y la vida misma no tardó en verse reflejada en los faros, en mi rostro curioso dibujado en la ventanilla como si algo fuera a cambiar de lugar, de forma. Pero todo sigue igual que ayer... que hoy…la máxima expresión artística retratada en los asientos del camión. “lucia y Iván”, “banda 32” y varias otras rayas de la vida en la urbe.
La madre jalonea feroz a su criatura y el aliento se ve marcado en vidrio, correspondido con la risa de otra pequeña que deja su huella entre el alma de aquel pequeño ser.
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